Limpiar el horno, en cierto modo, es un poco como ir al dentista. Somos muy pocos los que no podemos esperar para hacerlo, mientras que la mayoría trata de posponer el fatídico momento tanto como sea posible. Sin embargo, la idea de tener que dedicarse a limpiar el horno suele ser más pesada que la propia actividad que, con las debidas precauciones, puede llegar a ser incluso placentera y ciertamente con resultados que pueden dar satisfacciones.
Con algo información básica y las herramientas adecuadas, limpiar el horno ya no será una operación aburrida, sobre todo porque debemos recordar que esta es una actividad importante que debe realizarse con cierta frecuencia.
Limpieza del horno, ¿con qué frecuencia se debe hacer?
Hay tres signos principales que avisan que ha llegado el momento de limpiar el horno. La primera señal de "alarma" se refiere al aspecto general del propio horno. ¿Has notado alguna costra o residuo en la cola? ¿La puerta del horno está cubierta de grasa o suciedad? El segundo aspecto es el olor. Si al encender el horno se eleva un mal olor en el aire, incluso antes de empezar a cocinar, es probable que queden restos de grasa, suciedad o restos de comida en el interior del horno. El último indicador a considerar es el tabaquismo. Un horno que está limpio y en buenas condiciones no produce humos, por lo que si esto sucede, es probable que algo ande mal.